Hay edificios y casas que han marcado la historia Argentina, y la casa de Tucumán, mejor dicho, la Casa Histórica de la Independencia fue una de ellas.
La Casa Histórica de la Independencia o Casita de Tucumán - cómo muchos argentinos la reconocen- es una casa colonial localizada en el centro de la ciudad argentina de San Miguel de Tucumán, donde un cuerpo de delegados de la mayoría de las Provincias Unidas del Río de la Plata, conocido como el Congreso de Tucumán, proclamó la declaración de independencia de la Argentina el 9 de julio de 1816.
Sin embargo, su historia va más allá de lo que conocemos por los libros de historia. La casa era de estilo colonial y estaba ubicada en la calle Congreso 151. Su edificación data de la década de 1760 y su primer dueño fue Diego Bazán, de profesión comerciante.
Tiempo después se la obsequió a su hija Francisca Bazán al casarse con el español Miguel Laguna.
De lo que se sabe de la primera construcción es que tenía una entrada de tipo zaguán, dos patios, tres salones principales y con molduras ubicadas a ambos lados de la puerta principal, representando columnas salomónicas.
Pero no fue hasta la aparición de una particular imagen que se logró la reconstrucción de la Casa Histórica.
Una foto, el paso a la historia
Un fotógrafo italiano retrató a su hijo junto al conductor de un carro que llevaba su laboratorio ambulante. Ángel Paganelli era su nombre y nunca imaginó que esa instantánea sería la única que se conservaría de la fachada original de la casa.
Gracias a esa foto el arquitecto Mario José Buschiazzo pudo reconstruir, un siglo después, la fachada original de la casa donde se declaró la Independencia.
En la época en la que Paganelli sacó la foto, la casona se encontraba destruida. El lluvioso clima tucumano y las características de los materiales de la construcción contribuyeron a un deterioro permanente, motivo por el cual el Gobierno Nacional la adquirió y comenzó tareas de acondicionamiento para instalar ahí las oficinas de Correos y Telégrafos Argentinos y las del Juzgado Federal. Se realizaron cambios interiores y se demolieron las columnas torsas que decoraban la fachada para incorporar seis ventanas e incluso dos leones acostados en su frente.
Debido a su deterioro, en 1904 se decidió demoler el edificio en su totalidad, dejando en pie solamente el Salón de la Jura protegido por un gran templete al que se accedía atravesando un gran patio, coronado por los relieves en bronce de Lola Mora.
En 1941, la Casa fue declarada Monumento Histórico Nacional y comenzó a recuperar sus aspecto original, aquel desde el cual el 9 de julio de 1816 donde veintinueve representantes de las Provincias Unidas en Sud América reunidos en Tucumán declararon ?a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli.?
Una recomendación final
Si planea visitarla no se le ocurra preguntar en la ciudad de Tucumán por la Casa de Tucumán.
En el Jardín de la República todas las casas son casas de Tucumán. Si uno quiere llegar a destino, hay que preguntar por la Casa Histórica.
Su dirección es Congreso de Tucumán 141, muy cerca de la plaza. Tiene un importante museo, una biblioteca y un atractivo espectáculo de luz y sonido. Vale la pena visitarla.