Lagos, bosques y secretos milenarios en San Martin de los Andes

Aire fresco, bosque y más bosque, lagos y más lagos… el paraíso de San Martín de los Andes y su majestuoso Lácar invitan al descanso, y a disfrutar de las maravillas que la naturaleza ofrece.

10 Abril de 2021

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A la vera del Lago Lácar insertado en medio de la Cordillera de los Andes neuquinos se encuentra la pintoresca San Martín de Los Andes, una villa que exploró sus atractivos y fortaleció el turismo en los últimos años, convirtiéndose en una joya del sur argentino.

Su arquitectura acorde al paisaje la distingue de cualquier otra villa sureña. Casas, cabañas turísticas, complejos, edificios y locales comerciales construidos a base de piedra y abarrotados de madera rústica, se hallan rodeados de bosques donde la aldea de los gnomos genera una gran fantasía en los niños.

Con una población estimada en los 30.000 habitantes y un entorno natural privilegiado, la villa urbana posee puerto donde reposan veleros, jates y catamaranes preparados para que los turistas descubran a través de las aguas las maravillas de este lugar. El muelle y la costanera lindante iluminada proponen un abanico de coquetos y refinados restaurantes donde los ahumados, las truchas y el cordero son delicias imperdibles que acompañan la vista panorámica del Lácar.

San Martín de Los Andes es sede de la intendencia del Parque Nacional Lanín, una de las áreas protegidas más importantes de la Argentina y aunque es punto de partida o de llegada del increíble camino de los Siete Lagos, la realidad es que su entorno ofrece alrededor de veinte lagos diferentes. Asimismo, los atractivos solo del Lácar podrían ocupar una semana completa ya que existen playas para pasar el día donde se puede hacer actividades acuáticas y pescar, o caminos boscosos para descubrir en bicicleta, en auto o caminando.

Costeándolo por la ruta 40 con la constante vista de las aguas azules, a sólo 5 kilómetros en una profunda bajada repleta de robles, se encuentra el balneario Catrite, una extensa bahía con playas de arena, un camping y la posibilidad de disfrutar de las frías aguas del Lácar, siendo sumamente accesible desde la ciudad a través del transporte público.

Un kilómetro más adelante, el desvío de ripio consolidado y sinuoso conduce a Quila Quina, una villa mapuche devenida en balneario que posee una de costas más bellas del Lácar. Un bosque de robles domina la escena y empiezan a aparecer las primeras casas de los pobladores cercadas con palos, corrales y huertas. Dos miradores naturales permiten maravillarse con esta villa que cuenta entre sus encantos con un pequeño muelle y el arroyo Grande atravesándolo, siendo una buena opción hacer el sendero que lleva hasta su cascada a 500 metros. Ubicada en tierras de la comunidad mapuche, los guías invitan a descubrir este lugar ofreciendo también productos elaborados por ellos en lana y madera, dulces caseros y otras artesanías.

Quila Quina es una península, y el camino vehicular permite recorrerla en apenas tres kilómetros por lo que es recomendable disfrutarla caminando donde y así encontrar la escuelita de la comunidad mapuche, la playa La Puntilla y sendero natural El Cipresal dónde se puede conocer la importancia de una de las tres coníferas del Parque Nacional Lanín.

Las agencias de viajes están preparadas para ofrecer variadas excursiones, aunque también se pueden hacer de manera particular teniendo en cuenta que los caminos suelen ser de tierras y en algunos casos un poco ríspidos. Por otro lado, el muelle ofrece posibilidades para llegar a varios destinos a través del agua. Durante la navegación se puede comprender mejor la formación geológica del paisaje circundante, el trabajo de los glaciares que moldearon la geografía regional para dar luego vida a los grandes lagos, y el lento proceso de millones de años que convirtió a las enormes formas rocosas en densos bosques.

En el otro extremo del Lago Lácar, por la ripiosa ruta 48 se encuentra el paso internacional Hua Hum, desde allí se transitan 6 km. por un antiguo camino maderero, hasta el inicio del sendero pedestre que conduce a la cascada Chachín. Ubicada en el sector que conduce al paraje Pucará y lago Queñi, se trata de uno de los saltos de agua más importantes de la región, ya que las aguas del río homónimo se descuelgan en pleno corazón del bosque en una caída de 30 metros. Una caminata de media hora en ascenso, permite llegar al máximo mirador desde el cual se aprecia en toda su magnitud el espectáculo que ofrece la caída de agua entre la vegetación.

El circuito comienza a zigzaguear y aumenta el bosque, ingresando paulatinamente en un verdadero túnel vegetal de colihues y raulíes, para luego de unos quince kilómetros llegar a la playa de Yuco, una península de gran belleza, que esconde un par de bahías pequeñas de arena blanca, con rocas y aguas verdes que reflejan la vegetación donde abundan los arrayanes. Un lindo balneario y pequeños senderos proponen un trekking liviano. El Lácar es el único espejo de agua de la cuenca que desagua hacia el océano Pacífico. A través del río Hua Hum ingresa a Chile, por una angostura que se encuentra a 12 kilómetros de Yugo, donde se convierte en el lago Nonthué.