Este 1 y 2 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos y Fieles Difuntos, una fecha en la que se rinde honor a los seres queridos que han fallecido, su origen puede rastrearse dentro de la Iglesia Católica. A diferencia de otros países, esta celebración de carácter religioso no marca un feriado en el calendario ni es considerada día no laborable en Argentina, aunque no siempre fue así.
En el pasado de nuestro país, el día de difuntos era feriado nacional y era común que se agolparan multitudes para visitar las tumbas de sus seres queridos. Esto llegó a su fin cuando la dictadura (1976-1983) descartó el feriado, buscando borrar todo tipo de referencia a esta conmemoración. Si bien hoy la repercusión de la fecha no es la misma de antes, depende las zonas del país cómo se vive este día, no es lo mismo en la región del noroeste que en el litoral, el centro o el sur.
Hoy hay pueblos y ciudades del país en el que el Día de Todos los Muertos sigue siendo muy respetado y recordado. En algunas comunidades se mantiene la costumbre de visitar a sus seres queridos en los parques de descanso o cementerios, llevarles flores, ofrendas, decorar sus tumbas y dedicar celebraciones religiosas como misas a su nombre. Esto se mantiene principalmente en el norte de nuestro país, en provincias como Jujuy, Tucumán, Santiago del Estero o Salta, en las que se declara incluso asueto provincial con el motivo de estas fechas.
Según algunas personas, esta tradición sostiene que las almas de los muertos regresan del más allá el mediodía del 1º de noviembre y retornan el mediodía del 2. Su presencia en el tiempo dependerá de los fieles que sigan manteniendo estas costumbres, que no hacen más que recordarnos a la muerte como transversal e inexorable para toda la humanidad.